Sabores de montaña con alma tradicional
La Cerdanya es un paraíso para los sentidos, donde la cocina refleja el alma de su territorio: auténtica, generosa y de raíces profundas. Con una mezcla de tradición catalana, influencias francesas y occitanas, y productos de proximidad, su gastronomía invita a disfrutar de cada bocado como una experiencia única.
La cocina ceretana es sinónimo de recetas caseras y sabores reconfortantes:
- Trinxat de la Cerdanya: col rizada, patata y panceta en un plato humilde y sabroso.
- Carnes a la brasa: cordero, ternera del Pirineo o jabalí, siempre acompañados de setas o patatas.
- Guisos y estofados: como el civet, cocinados a fuego lento con vino y hierbas aromáticas.
- Setas silvestres: rovellons, ceps, trompetas de la muerte... protagonistas en otoño.
- Calçotades de invierno: cebollas tiernas asadas al fuego y servidas con romesco, para compartir entre amigos.
La tradición quesera y charcutera de la Cerdanya tiene sello propio:
- Queserías locales: elaboran quesos de vaca, oveja y cabra, muchos con leche cruda y curación en altitud. Se pueden encontrar desde quesos frescos hasta curados con hierbas de montaña.
- Embutidos ceretanos: longaniza, fuet, bull o el típico pa de fetge, curados al aire puro del valle por manos expertas y recetas familiares.
El microclima del valle ha dado vida a una nueva generación de vinos de montaña:
- Bodegas locales: producen vinos únicos, de edición limitada y con carácter.
- Ratafía casera: licor tradicional catalán hecho con nueces verdes, hierbas silvestres y aguardiente, preparado artesanalmente en muchos hogares ceretanos.
La autenticidad de la Cerdanya se encuentra también en sus mercados semanales:
- Productos locales: miel de montaña, mermeladas artesanas, huevos ecológicos, panes de leña, patés caseros, frutas y verduras de temporada.
Todo con el sabor auténtico del Pirineo y el cariño de los productores locales.